Parque nacional Rapa Nui
Rapa Nui — nombre indígena de la isla de Pascua — ofrece el testimonio de un fenómeno cultural único en el mundo. Asentada en esta isla hacia el año 300 d.C., una sociedad de origen polinesio creó, al margen de toda influencia externa, grandiosas formas arquitectónicas y esculturales dotadas de una gran fuerza, imaginación y originalidad. Desde el siglo X al XVI, construyó santuarios y esculpió numerosos moáis, gigantescos personajes de piedra que forman un paisaje cultural inigualable y fascinan hoy al mundo entero.
Construidas enteramente de madera, las iglesias de Chiloé constituyen un ejemplo único de la arquitectura religiosa en Latinoamérica. Son representativas de una tradición arquitectónica iniciada por los predicadores itinerantes jesuitas en los siglos XVII y XVIII. Tras haber sido continuada y enriquecida por los franciscanos en el siglo XIX, esa tradición perdura todavía en nuestros días. Además de ilustrar la riqueza cultural del archipiélago de Chiloé, estas iglesias atestiguan la lograda fusión de la cultura y las técnicas indígenas con las europeas, la perfecta armonización de su arquitectura con el paisaje y al entorno físico, y la perdurable continuidad de los valores espirituales las comunidades isleñas.
La ciudad colonial de Valparaíso constituye un ejemplo notable del desarrollo urbano y arquitectónico de América Latina a finales del siglo XIX. Enmarcada en un sitio natural en forma de anfiteatro, la ciudad se caracteriza por un tejido urbanístico tradicional especialmente adaptado a las colinas circundantes, que contrasta con el trazado geométrico utilizado en terreno llano. En su paisaje urbano, dotado de unidad formal, se yergue una gran variedad de campanarios de iglesias. La ciudad ha conservado interesantes estructuras de los inicios de la era industrial, por ejemplo los múltiples funiculares que recorren las escarpadas laderas de las colinas.
Las oficinas de Humberstone y Santa Laura cuentan con un total de doscientos lugares de extracción del salitre, donde trabajadores llegados de Chile, Perú y Bolivia vivieron agrupados en campamentos de las compañías mineras. Aquí forjaron la cultura comunitaria específica de los pampinos, caracterizada por su creatividad, la riqueza de su expresión lingüística, los vínculos solidarios entre sus miembros y su lucha precursora por la justicia social, que dejaría una honda huella en la historia de los movimientos sociales. A estas y otras oficinas salitreras instaladas en el desierto de la Pampa — una de las zonas más áridas del planeta y más hostiles al ser humano — acudieron miles de pampinos desde 1880 para vivir y trabajar en ellas por espacio de sesenta años, a fin de extraer del yacimiento de salitre más grande del mundo el nitrato de sodio, fertilizante que transformó la agricultura en las dos Américas y Europa, proporcionando a Chile una riqueza considerable.
Ciudad minera de Sewell
Situada a sesenta kilómetros al este de Rancagua, a más de dos mil metros de altitud, en la cordillera andina, la ciudad minera de Sewell fue construida por la empresa Braden Koper a principios del siglo XX para albergar a los trabajadores de la mina El Teniente, que pronto se iba a convertir en la mayor explotación subterránea de cobre del mundo. Sewell es un ejemplo notable de las ciudades construidas por empresas industriales, que surgieron en muchos rincones apartados del planeta como resultado de la fusión entre la mano de obra local y los recursos técnicos y financieros de algunas naciones industrializadas, con vistas a explotar yacimientos mineros y transformar recursos naturales valiosos. Construida en una ladera demasiado abrupta para permitir la circulación de vehículos con ruedas, Sewell se estructuró en torno a una gran escalera central que se elevaba desde la estación ferroviaria. A lo largo de su recorrido, esa escalera iba jalonando plazoletas de configuración irregular, ornadas de árboles y plantas, que constituían el espacio público urbano principal. Los edificios que se alinean a lo largo de las calles son de madera y con frecuencia están pintados con diversos colores llamativos: verde, amarillo, rojo y azul. La ciudad minera fue abandonada por una gran mayoría de sus pobladores en el decenio de 1970, pero en su momento de apogeo llegó a contar con 15 mil habitantes.
Se trata de una vasta red viaria de unos treinta mil kilómetros construida a lo largo de varios siglos por los incas — aprovechando en parte infraestructuras preincaicas ya existentes — con vistas a facilitar las comunicaciones, los transportes y el comercio, y también con fines defensivos. Este extraordinario sistema de caminos se extiende por una de las zonas geográficas del mundo de mayores contrastes, desde las cumbres nevadas de los Andes que se yerguen a más de seis mil metros de altitud hasta la costa del Pacífico, pasando por bosques tropicales húmedos, valles fértiles y desiertos de aridez absoluta. La red viaria alcanzó su máxima expansión en el siglo XV, llegando a extenderse por todo lo largo y ancho de la cordillera andina. El nuevo sitio del patrimonio mundial consta de 274 componentes y se extiende a lo largo de más de cinco mil kilómetros. Los componentes se han seleccionado para poner de relieve la importante función social y política de la red viaria; las obras maestras de arquitectura e ingeniería y las infraestructuras conexas dedicadas a las actividades mercantiles, el alojamiento y el almacenamiento de mercancías; y los sitios con un significado religioso.
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